Me imprimes un Lamborghini
Hay pocas cosas que exciten tanto la imaginación de un estadounidense como las historias de los grandes emprendedores. Tipos que, contra viento y marea, persiguen un sueño. Proyectos gigantescos que comienzan en garajes y terminan conquistando el mundo gracias a la invariable mezcla de ambición empresarial e innovación tecnológica. Han hecho de ello una mitología que les aporta identidad como país, sirve de modelo para las nuevas generaciones y les hace sentirse orgullosos. Es cierto que muchas veces, tras las épicas historias de estos pioneros, también se esconden personalidades complejas, no pocas dosis de egolatría y relaciones dinamitadas en pos de un objetivo que obsesiona. Pero como lo que termina trascendiendo son solo los ejemplos de los triunfadores (desde Edison a Bill Gates), la fabulación de los hombres hechos a sí mismos sigue creciendo.