No todos los trabajos lo hara los robots en el futuro.
Hace algunos meses, una página web con el explícito título de “Will robots take my job?” (algo así como ¿Me quitarán los robots el trabajo?) sumió a la mayoría de personas que la consultaron en la melancolía. Su nombre, provocador, y su golosa atracción hacia el miedo que sufre gran parte de la población llevó a que la propuesta ocupara espacio en grandes medios de comunicación, animando un debate que se tiene desde hace tiempo. Su funcionamiento es simple: introduces tu profesión y la página te muestra el porcentaje de probabilidades que existen de que un robot haga tu trabajo en un futuro cercano. Conductores, programadores, albañiles, dependientes y técnicos de todo tipo pueden comprobar en un instante lo contingentes que llegarán a ser en pocos años como mano de obra (o, ironías del vocabulario, como recursos humanos). Los datos de la web están basados en un estudio llevado a cabo por la universidad de Oxford en 2013 que pinta un panorama poco halagüeño para quienes ven cómo sus años de formación y experiencia serán echados a la cuneta por una máquina. Ante este panoraba, Bill Gates o Elon Musk ya han sugerido que los robots deberán pagar impuestos para compensar las pérdidas de empleo que van a generar.